Al día siguiente, 7 de Mayo de buena mañana y tras tomar un
desayuno muy completo, nos dirigimos al Monumento a las tres cruces, el cual se
encuentra en una colina de 1.465 metros sobre
el nivel del mar, en el norte de la ciudad de Santiago de Cali. En su cima los caleños colocaron en 1837 tres cruces de guadua para
conjurar a la ciudad de los males del "buziraco", demonio que desde
España anunció la ruina de Santiago de Cali. Desde esa época para acá, los caleños suben
a la loma cada 3 de mayo para rendir homenaje a la santa cruz y allí se celebra
la santa misa. La cruz central mide 26 metros y las cruces laterales, 22
metros. Estas
gigantes cruces en lo alto de las montañas occidentales, son tradicionales por
las peregrinaciones de los fieles en época de semana santa y de paseos
ecológicos.
Más
tarde visitamos el barrio y la capilla de San Antonio. Es un barrio central de uso residencial que escapa de los esquemas
generales del comportamiento de los demás barrios centrales. Ha conservado en su rica arquitectura el colorido, la sencillez, la frescura
y calidez ambiental de un pequeño pueblo dentro de una gran ciudad, en él
sobresalen talleres artesanales, anticuarios, espacios para el arte y la
cultura y pequeños restaurantes que mantienen la tradición colonial popular.
La Capilla de San Antonio, cuenta la historia que doña Dorotea Sánchez, la víspera del cumpleaños de
sus gemelos Pedro y Pablo no contaba tan siquiera con un real para obsequiarles
algún presente, quiso entonces prepararles algo pero solo tenía agua y azúcar.
Su angustia hizo que encomendara el milagro a San Pedro y San Pablo; en
respuesta a su llamado, una buena señora llegó a su casa y le enseñó cómo
llevar ese azúcar con agua al punto de poderlo convertir en Las Macetas con las
que hoy en día, cada 29 de Junio los padrinos obsequian a los ahijados en su
día.
Sandra
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